El principio activo enteógeno de la ayahuasca (DMT)
El DMT también se encuentra de forma endógena en el cerebro humano, probablemente a ello se deba lo espectacular y breve de sus efectos visionarios y su rápida metabolización. Algunos especulan que el DMT, producido en pequeñas cantidades por humanos y mamíferos, participa en los efectos visuales del sueño natural e incluso en las experiencias cercanas a la muerte y otros estados místicos. Un mecanismo bioquímico para estos efectos fue propuesto por el investigador médico J. C. Callaway, quien sugirió en 1988 que el DMT puede estar relacionado con el fenómeno del sueño visual, donde los niveles de DMT en el cerebro son periódicamente aumentados para inducir alucinaciones oníricas visuales y posiblemente otros estados naturales de conciencia.
Tambien la melatonina se produce en la glándula pineal, o epífisis.
Esta es una glándula impar, esférica, situada en el centro del cerebro, sobre el techo del tercer ventrículo cerebral. Por sus características anatómicas llamó muy pronto la atención de los médicos. La primera descripción de la glándula pineal se atribuye a Herófilo de Alejandría, en el siglo III a.C., quien la vinculó a funciones valvulares reguladoras del “flujo del pensamiento” en el sistema ventricular. Galeno (s. II d.C.) describió su anatomía y la llamó konarium (cono de piña), denominación que ha perdurado hasta nuestros días junto con la de pineal, de pinea (piña en latín). Además, el de Pérgamo observó que la estructura pineal poseía un parecido estructural con las glándulas mayor que con el sistema nervioso.
El siguiente avance en el conocimiento de la pineal tuvo lugar en el Renacimiento. De manera singular, Andrés Vesalio aportó una descripción anatómica precisa en su De Humani Corporis Fabrica (1543). René Descartes la calificó en su póstumo De Homine (1633) de tercer ojo, no por su papel en el control del fotoperíodo, aún desconocido, sino porque, según su concepción dualista, constituía la sede del alma. Descartes le asignó, además, una función fisiológica: incluida en el sistema nervioso, la glándula pineal se encargaba de la percepción del entorno. Con ese planteamiento se llega hasta el siglo XIX, cuando se abordó la glándula pineal de los mamíferos desde distintos frentes –anatómico, histológico y embriológico– y se mostró su semejanza con la epífisis de vertebrados inferiores. En 1905, Studnicka estableció que la pineal derivaba filogenéticamente de un órgano fotorreceptor con función desconocida.