La glandula pineal y la dimetiltriptamina
Cuando este compuesto se consume, la gente informa de experiencias de lo más extrañas: una que se repite con bastante frecuencia es la de la visita a dimensiones paralelas habitadas por entidades que al parecer gozan de autonomía e inteligencia propia.
La DMT también se ha encontrado presente en el cuerpo humano, y se especula que pueda producirse en la glándula pineal —el equivalente anatómico al tercer ojo dentro de sistemas orientales— por lo que muchos ven en ella la responsable química de las experiencias místicas.
No estamos hablando de oscuras leyendas arcanas ni de teorías extrañas ni pseudocientíficas: es algo que está sucediendo a día de hoy, y creo que me iré de muy poco si digo que es uno de los temas más fascinantes —a la par que bizarro— a los que se enfrenta el conocimiento humano actualmente. La respuesta refleja estándar del escéptico salvaje™ de turno a esta afirmación es fácilmente rebatible e igual de contundente que una patada en toda la boca: fuma un poco y después nos lo cuentas, artista.
Una vez puestos en el sitio, sin embargo, restan por supuesto muchas sutilezas en torno a este debate como para afirmar al 100% que la imaginería que aparece en la DMT realmente pertenece a otra dimensión o que las entidades que allí se encuentran son realmente inteligencias autónomas. No es la intención de este artículo, pero, entrar en este debate. De momento, lo que interesa es presentar una aproximación a todo esto desde una perspectiva más o menos racional.
¿Qué es la DMT?
La DMT es un compuesto químico, más concretamente un alcaloide triptamínico. Es químicamente cercano a la serotonina, por lo que si se consume se adhiere a los receptores de este neurotransmisor, que se hayan dispersos en todo el cuerpo.
Por supuesto, los efectos más interesantes se producen cuando actúa sobre el cerebro: la DMT es uno de los psiquedélicos/alucinógenos más potentes que se conocen.
La DMT puede encontrarse en un gran número de especies vegetales. Como dice el químico Alexander Shulgin, “la DMT está en todas partes”.
Los primeros informes desde el Amazonas de extraños brebajes o polvos mágicos que esnifaban los indígenas datan del siglo XIX. Durante el siglo pasado, además, se descubrió la presencia de DMT en el cuerpo de ratones y ratas, lo que hizo pensar que quizá se encontrase también en el ser humano. Efectivamente: los investigadores encontraron rutas metabólicas análogas a las que se hallaron presentes en los citados animales. La DMT es, pues, una sustancia psiquedélica endógena.
De hecho, es el único psiquedélico que el cerebro transporta de forma activa a través de la barrera hematoencefálica. Esta barrera se encuentra entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central, e impide el paso de muchas sustancias tóxicas y drogas. Esto es, además, una buena réplica en caso de que algún psiquiatra os llame “alucinado” o cosas peores.
Puede que esto vaya relacionado con el hecho de que la DMT sea el psiquedélico más simple en cuanto estructura química: al añadir dos grupos metilo a la triptamina se obtiene la di-metil-triptamina. Su peso molecular es bajo: 188 daltons, no mucho más que el de la glucosa (180). Compárense con el de la LSD (323) o el de la mescalina (211).
Glándula Pineal: el tercer ojo
Como decíamos, se especula que la glándula pineal podría estar relacionada con la síntesis de DMT. Esta glándula está localizada en el techo del diencéfalo, en la denominada fosa pineal. Como todo lo que rodea a la DMT, la pineal es bastante idiosincrática.
La pineal no forma parte del cerebro, sino que se desarrolla a partir de tejidos especializados en el suelo de la boca fetal. Aparece concretamente el 49º día de gestación, justamente cuando se produce la diferenciación sexual del feto.
Es de los pocos órganos que aparece de forma “solitaria” en el cerebro, ya que la mayoría se presentan emparejados, como los hemisferios. Algunos biólogos evolutivos consideran la glándula pineal como homóloga al llamado tercer ojo que se encuentra en algunos animales como reptiles y anfibios. Este tercer ojo se halla en la parte superior del cráneo, está dotado de lente, córnea y retina y es fotosensible. Regula la temperatura, la coloración de la piel y los ritmos circadianos.
Al ascender en la cadena evolutiva, la pineal se fue moviendo cada vez más hacia la base del cerebro. En los humanos, la glándula es más activa durante la niñez. A partir de los 7 años disminuye su tamaño, y aparece calcificada en la edad adulta. Está situada muy cerca de los centros sensoriales del cerebro: los colículos auditivos y visuales, lugares por donde pasa toda la información sensorial que interpreta el cerebro. También está rodeada por el sistema límbico, responsable de las emociones humanas. Otro dato curioso —y como veremos en la parte más descerebrada del artículo, relevante— es que la pineal está conectada con el cerebelo.
Al lío: química psiquedélica de la pineal
Durante mucho tiempo se consideró a la glándula pineal como un órgano vestigial sin función aparente, hasta que durante el siglo pasado se descubrió su rol en la síntesis de melatonina. La melatonina es una hormona que se sintetiza a partir de la serotonina, que a su vez se sintetiza a partir del triptófano, un aminoácido.
La melatonina interviene en la regulación de los ciclos circadianos —el reloj biológico humano— y se cree que afecta al sistema inmune. También regula procesos neurofisiológicos relacionados con la memoria, y es además un potente antioxidante, por lo que va asociado también a los procesos de envejecimiento.
Aquí viene lo bueno: las enzimas que convierten la serotonina, la melatonina y otros compuestos en sustancias psiquedélicas —nos referimos aquí a la DMT y a su precursora, la 5-MeO-DMT—, se encuentran en grandes concentraciones en la glándula pineal, por lo que sería más que razonable señalar este órgano como responsable de la síntesis de DMT.
La glándula pineal también segrega otro tipo de sustancias psicotrópicas, las beta-carbonilas, de las cuales la más importante en el cerebro humano es la pinolina. Las beta-carbonilas son IMAOs, o sustancias inhibidoras de la MAO (monoaminooxidasa), las cuales desactivan a su vez, de forma natural, la acción de la DMT: no sería cuestión de ir teniendo fogonazos psiquedélicos durante la vida diaria, ya que por ejemplo se haría difícil afinar la puntería ante la taza del WC… por no hablar por supuesto de acciones más trascendentales para la supervivencia.
Vale Einstein, muy interesante …
¿Qué sucede cuando la gente se halla bajo la influencia de la DMT?
El efecto de la DMT —fumada, esnifada o por vía endovenosa— es extremadamente rápido. Hay un minuto de efectos preliminares, seguidos de unos cinco minutos en los que se condensa la experiencia en sí para más tarde acabar con unos efectos residuales que duran unos 15-30 minutos.
Inmediatamente después de la administración de la dosis, la mayoría de las personas hablan de un sentimiento de “energía vibratoria” de alta frecuencia que los atraviesa. Terence McKenna, en uno de sus chistes cósmicos lo equiparaba al zumbido de los platillos volantes en las películas de Serie B. Es remarcable, también, que este tipo de zumbidos se mencione frecuentemente en la literatura sobre experiencias extracorpóreas.
Rick Strassman condujo el primer y hasta la fecha único estudio científico sobre la DMT, en su libro DMT: The Spirit Molecule. Tened en cuenta, además, que las principales diferencias entre este estudio científico y cualquier otro experimento llevado a cabo por cualquier individuo por iniciativa propia son básicamente a) el beneplácito de los que mandan para llevarlo a cabo, b) el llevarlo a cabo dentro de un laboratorio c) contarle a un médico lo mismo que le contarías a tus colegas y d) tener una enfermera al lado tomándote el pulso. Efectivamente: ¡Viva la Ciencia!
En el libro de Strassman, se clasifican las experiencias en tres categorías:
1) Personales, en los que el viaje se centra en los propios procesos psicológicos de la persona,
2) Invisibles, en los que el sujeto toma contacto con otras realidades alternativas y
3) Transpersonales, en los que hay vivencias espirituales y místicas, con sentimientos de muerte y renacimiento, de disolución del ego, de fusión con el universo y todas esas mierdas.
Tras la administración de la dosis, pues, se produce la entrada a la experiencia en sí. Dejaremos de lado las experiencias centradas en lo personal —análogas a las contempladas en la abundante literatura sobre psicoterapia con psiquedélicos—, y nos centraremos en la dimensión que aparece ante los psiconautas que se adentran en lo que se a venido a llamar el DMTverso. Repito que no entraré a discutir si se trata realmente de un constructo de la mente humana, una dimensión alternativa o, en un giro gnóstico todavía más extraño, ambas dos cosas a la vez.
En este DMTverso la gente, como se suele decir, ve de todo: imágenes kaleidoscópicas que muchas veces toman cualidades mayas, aztecas o islámicas; alfabetos rúnicos, símbolos esotéricos; imaginería geométrica con colores al parecer mucho más brillantes que los que estamos acostumbrados a contemplar; visiones de túneles, escaleras, discos dorados giratorios, hélices de ADN; ciudades hechas de joyas, jaguares, templos.
Otra de las experiencias más impactantes —y que está generando mucho debate— es el del contacto con entidades que, a ojos del experimentador, parecen dotados de autonomía e inteligencia propia y que intentan comunicarse con el indivíduo; e insistiré de nuevo en el “al parecer”, porque aquí también hay mucha controversia. Estos seres son descritos como “seres de luz”, “ángeles”,”elfos”, “insectos élficos”, “grillos”, “insectos mecánicos”, “mantis piratas”, “alienígenas”, “robots”, “seres larvales”, “androides”, “elfos mecánicos”, “payasos”, “enanos”, “hadas”, “seres zoomórficos”, etc…
Implicaciones bizarrónicas
Existe toda una mitología de ideas asociadas a lo pineal y la DMT que, aún si no fuera cierta, tiene la capacidad de jugar con la imaginación de una forma salvaje.
Por ejemplo: el doctor James Callaway detectó la DMT en los fluídos de gente que estaba muriendo, lo que llevó a establecer un paralelismo entre las experiencias cercanas a la muerte y la DMT. También se detectó esta sustancia en personas que habían tenido sueños lúcidos.
Strassman tiene la hipótesis de que la DMT se segrega al nacer y al morir, y encontró una conexión extraña en un lugar insospechado: la glándula pineal aparece el 49º día de gestación, coincidiendo con una enseñanza del Libro Tibetano de los Muertos, en el que se enseña que el alma de una persona recientemente fallecida tarda exactamente la misma cantidad de tiempo en reencarnarse.
Otro fenómeno interesante es que los neurotransmisores encargados de la producción de melatonina —recordemos, precursora de la DMT— son la adrenalina y la noradrenalina, que son las hormonas que regulan los estados de estrés en el cuerpo. Está ampliamente documentado en la literatura parapsicológica y espiritual que este tipo de experiencias se dan en situaciones de estrés extremo. ¿Podría deberse a una descarga masiva de melatonina que la pineal transformaría en DMT?
Sobre la melatonina hay que decir que su síntesis se ve inhibida ante la presencia de la luz. De hecho, y como detalla el maestro taoísta Mantak Chia en su libro Darkness Technology, una práctica espiritual que comparten muchas culturas es la de encerrarse en completa oscuridad durante 15 días; de esta forma, el cerebro segrega las suficientes sustancias psiquedélicas como para hacer entrar el organismo en un estado alterado de consciencia. Citamos seguidamente a Dennis McKenna:
no creo que evolucionariamente produzcamos menos DMT que nuestros ancestros, sino más bien que éstos tenían un nivel intrínseco de actividad pineal mayor porque no vivían en un entorno con iluminación artificial. La luz destruye la melatonina, y la melatonina es la precursora pineal de la 5-MeO-DMT y la pinolina, una ß-carbonila que puede provocar un giro en el metabolismo de la serotonina hacia el “sendero de metilación”, cuando normalmente ésta sería degradada por las MAO. Una de las razones por las que el hombre moderno está tan jodido, en mi opinión, es porque nunca experimenta la verdadera (absoluta) oscuridad; por eso la pineal no funciona bien, no dormimos bien y no tenemos la rica vida onírica de antaño.
Esto, unido al hecho de que la civilización moderna se enfrenta a situaciones menos estresantes que un aborigen en la jungla amazónica —en donde debajo de cada piedra podría aparecer una tarántula— es probablemente la causa por la que hemos perdido contacto con las dimensiones paralelas, transdimensionales o espirituales con las que estas culturas convivían normalmente.
Fijémonos también que en multitud de civilizaciones, como la egipcia, la árabe o sin ir más lejos la vasca, la acacia es contemplada como una planta sagrada. Efectivamente, la acacia tiene las raíces trufadas de DMT.
Hablábamos anteriormente del cerebelo conectado a la glándula pineal. Existe una teoría enunciada por nuestro psicólogo gitano favorito, Stan Gooch, la cual viene a decir que el cerebelo es el origen a un nivel fisiológico —o al menos la entrada, o el transductor— del inconsciente humano. Este punto de vista lo comparten también los chamanes amazónicos, o al menos esto es lo que Michael Harner cuenta en La Senda del Chamán.
Gooch presenta argumentos convincentes en su obra, y merece ser tenido en cuenta dado que el tema le ha tocado literalmente de muy cerca: el hombre entra en trance de vez en cuando y ha tenido intercambios de índole sexual con lo que en la Edad Media se llamaban súcubos. Él las considera producto de su inconsciente, aunque no descarta la existencia de seres espirituales autónomos.
Por otra parte, el hecho de que la glándula pineal no se halle calcificada en los niños también daría explicación a lo permeabilidad entre el mundo de la fantasía y la realidad que se experimenta en la infancia: ¿Hablaría Jesucristo de volver a activar la glándula pineal cuando decía que había que ser como los niños? Mantak Chia recomienda el uso de técnicas taoístas para tal fin. Fenómenos más extraños, como los ampliamente documentados episodios en los que niños tienen recuerdos de vidas pasadas, podrían hallar una respuesta fisiológica en la DMT.
¿La molécula del espíritu?
Si damos validez a todo la información que hemos ido presentado a lo largo de la entrada, es fácil concluir que, como dice Rick Strassman, la DMT es la puede identificarse como “la molécula del espíritu”. Sin embargo, desde otros lugares del ciberespacio surgen críticas bastante sofisticadas ante esta postura. Desde el sitio web Erowid, el psiconauta Scotto argumenta:
En un capítulo del libro [Strassman] nos recuerda que disposición, entorno y sustancia son los componentes esenciales de la experiencia psiquedélica. Entonces, ¿por qué nos enfocamos exclusivamente en la “molécula del espíritu”? ¿No es obvio, usando la propia afirmación de Strassman sobre disposición/entorno/sustancia, que si estás buscando una etiqueta para definir la espiritualidad psiquedélica simplemente no puedes escoger únicamente la de sustancia dejando de lado la disposición y el entorno? Hay cierto reduccionismo en dicho concepto que pasa por alto la complejidad de la experiencia mística: la DMT solo se vuelve espiritual a) cuando interactúa con un amplio y complejo rango de moléculas en el cerebro y b) cuando el cerebro se halla situado en un entorno que permita a la experiencia desplegarse.
El debate que propone Scotto tiene su reflejo en otras cuestiones que a día de hoy existe en los círculos de occidentales que se dedican a la práctica del vegetalismo ayahuasquero. La ayahuasca —uno de los psiquedélicos de uso más popular en sudamérica— se compone básicamente de una mezcla de dos tipos de plantas: unas ricas en DMT y otro segundo grupo de vegetales ricos en inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), que como hemos visto anterioremente inhibirían las barreras del cuerpo ante la acción de la DMT. Mucha gente se está planteando a día de hoy que el químico responsable de la conexión con la experiencia psiquedélica de la ayahuasca no sería la DMT, sino las propias IMAO. A la ayahuasca se le llama también “La Soga de los Muertos” en relación con una de las plantas más populares en la mezcla: la Banisteriopsis caapi, una liana rica en el alcaloide harmalina que a su vez es un potente IMAO.
El investigador Jerónimo MM relata en su cuaderno de campo The Chacra Diaries como una práctica habitual en el vegetalismo —considerada en algunas zonas más potente que la ayahuasca— es la ingestión de “palos” combinada con la práctica de la “dieta”:
la lógica que subyace a la dieta, tal y como la pude entender, consiste en debilitarse (o abrirse) con el objetivo de fortalecerse. Ellos [los vegetalistas] afirman que las plantas que se tomen (los palos) tienen grandes propiedades medicinales, pero que si se toman sin dietar no funcionarán., o lo harán pobremente. ¿Por qué? Porque el cuerpo se defiende de la planta para protegerse. Todo el mundo tiene una serie de protecciones, escudos que se mantienen activos para poder desenvolverse en un entorno no siempre amistoso (léase la vida diaria). Durante una dieta uno se hace artificialmente (¿o sería naturalmente?) muy vulnerable, así que en primer lugar te llevan a un lugar seguro. Esto significa aislamiento en un tambo —básicamente una pequeña choza— en una zona apartada de la jungla, usualmente cerca de la chacra (huerto) del propio curandero. Quien realiza la dieta permanece allí durante semanas o meses, viendo a nadie más que al curandero, el cual le trae plantas a diario más algo de comida básica, usualmente plátanos y arroz sin absolutamente sal o ningún condimento. El aislamiento y la dieta sin sal poco a poco traen abajo tus defensas.
Jerónimo describe su experiencia dietando durante 15 días como “ayahuasca a cámara lenta, con el mismo proceso de anámnesis y comprensión pero a un ritmo humano”. Puede que la fijación del discurso psiquedélico dominante en aislar “la molécula del espíritu” una tendencia cultural reduccionista que despreciaría la información de la disposición, el entorno u otro tipo de técnicas usadas en lugares con una tradición chamánica más asentada. ¿Son los psiquedélicos, como dice William Irwin Thompson, “comida rápida dentro del consumismo Americano”?
Otras informes de tomadores de ayahuasca ponen de relieve la importancia de la disposición/entorno: hay personas que con dosis muy elevadas de la sustancia no consiguen ninguna experiencia y de otras que sin embargo viven experiencias muy fuertes con una dosis reducida; algunos tomadores que atestiguan ser incapaces de reproducir cierto tipo de experiencias —como por ejemplo conectar con el espíritu de un jaguar— fuera de un entorno selvático. Por otra parte, la mayoría de psiconautas coinciden en que la calidad del vegetalista que dirige la sesión es fundamental en el desarrollo de esta. No existe solo la medicina, claro: existe también el médico (la disposición).
Despedida y cierre
No se me ocurre nada gracioso que poner aquí. De hecho, y por lo que cuentan, la experiencia con DMT puede ser bastante acojonante, así que, antes de que me preguntéis dónde se puede pillar, aplicaré sabiamente el método pilatos™, y os advertiré de que aquí no incitamos al personal a que consuma sustancias extrañas; aunque claro, por otra parte recordad: la DMT no es una sustancia extraña. En este momento la lleváis metida en la cabeza. Llegados a este punto, el sentido común te obliga a recurrir a algo que se solía decir cuando jugábamos a los médicos en el colegio: si está ahí es por algo.
Si quieres saber más, os dejamos un video de youtube con el documental DMT: La Molécula Espiritual para su visionado online.