Plantas de Marihuana más fuertes con silicio
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Existe el cultivador que no quiere plantas más fuertes y resistentes
a las plagas, la sequía y las enfermedades? Por supuesto que no. Todos buscan que
sus plantas tengan el máximo vigor y para ello aplican todo tipo de productos
fertilizantes y estimuladores. Sin embargo, la mayoría desconoce que hay un
elemento, tan común que está presente en el 90% de las rocas que forman el planeta,
pero que los abonos no contienen y que es capaz de mineralizar los tejidos
vegetales, fortaleciendo los tallos y las paredes celulares. El silicio es el gran
desconocido de los cultivadores, un elemento que, sin ser esencial para el
desarrollo de las plantas, les aporta unas propiedades de resistencia a las plagas y
soporte estructural muy deseables. El silicio produce plantas más fuertes y mayores
cosechas pero, por sus propiedades químicas, hay que tomar ciertas precauciones para
lograr que lo puedan absorber.
Roca de silicio
¿Qué es el silicio? El silicio (Si) es un elemento químico me¬taloide muy abundante
en la corteza te¬rrestre, de la que supone el 28% del peso; de hecho, es el segundo
elemento más común, sólo por detrás del oxígeno. En la naturaleza no se encuentra
silicio en estado libre, sino que aparece formando sílice (dióxido de silicio) o
silicatos complejos. La arena y el cuarzo están compuestos principalmente por
sílice, mientras que las arcillas y las rocas contienen silicatos.
El silicio es un mineral de importancia capital para la industria, ya que se emplea
en multitud de procesos. En metalurgia se añade a algunas aleaciones para darles
mayor resistencia. Como material refractario se usa en cerámicas y esmaltados;
también se emplea en la fabricación de vidrio y cristal. Las siliconas son polímeros
incoloros elaborados con silicio que tienen numerosísimas aplicaciones industriales
y médicas. Con silicio se elabora también el gel de sílice, una forma muy porosa de
dióxido de silicio que se utiliza como desecante por su propiedad de absorber
humedad del ambiente.
Las propiedades semiconductoras del silicio lo han convertido en un elemento
fundamental en la fabricación de transistores y aparatos electrónicos, hasta el
punto de que la zona de California donde reside el mayor número de empresas
informáticas se llama Silicon Valley. El silicio transmite más del 95% de las
radiaciones infrarrojas.
En la naturaleza, el agua de lluvia que infiltra el terreno va disolviendo el
silicio de los silicatos presentes en el suelo, que llega a las raíces de las
plantas en forma de ácido monosilicico. Cuando está disponible, las plantas lo
absorben en grandes cantidades, llegando a alcanzar hasta el 10% del peso seco e
igualando, en ocasiones, el contenido de calcio, magnesio y fósforo. Resulta muy
curioso que, siendo un elemento tan abundante en los tejidos vegetales, el silicio
no forme parte de los fertilizantes comunes. Está demostrado que las plantas pueden
crecer sin silicio, algo que no sucede con el resto de los minerales habitualmente
presentes en los abonos, que sí son realmente esenciales y, sin los cuales, las
plantas no pueden desarrollarse. Sin embargo, el silicio aporta importantes ventajas
al cultivador.
Silicio policristalino
Las bondades del silicio en la agricultura no han empezado a ser descubiertas hasta
hace pocos años. En estudios de campo y experimentos, se ha observado que el silicio
aumenta la resistencia de las paredes de las células y la fortaleza de los tallos.
Los tallos gruesos son capaces de transportar mayor cantidad de nutrientes que los
delgados, por lo que la planta puede crecer más. Cuanto más fuertes son los tallos,
más grandes y gruesos pueden ser los cogollos, sin que las ramas se doblen por el
peso. Las plantas abonadas son silicio resisten mejor la sequía, el calor extremo y
las heladas. El silicio también estimula el sistema inmunitario, por lo que las
plantas pueden combatir mejor las enfermedades y el ataque de las plagas. Las
plantas tienen más vigor y las raíces son más fuertes, densas y abundantes, lo que
redunda en mayor crecimiento y producción. Aumenta la producción de clorofila y las
plantas son más verdes, lo que les permite realizar más fotosíntesis y captar mejor
la energía lumínica.
Las células de la epidermis de la planta se recubren de silicio generando una capa
protectora que dificulta la penetración de hongos como oídio, Pythium o botritis.
Las plagas que chupan savia (arañas rojas, trips, pulgones y moscas blancas)
encuentran más dificultades para alimentarse cuando las plantas reciben silicio.
Además de barrera física, el silicio desempeña un papel muy activo en la lucha
contra los hongos, pues contribuye a la producción de polifenoles, unos compuestos
que la planta genera como defensa natural contra los hongos y las plagas.
Las plantas de cannabis obtienen un beneficio añadido con la aplicación de silicio.
Las glándulas de resina se hacen más grandes y fuertes, por lo que resisten mejor
los roces sin romperse.
¿Cómo actúa el silicio en las plantas? Cuando la planta absorbe el silicio lo hace
en forma de ácido monosilícico (H4SiO4) disuelto en el agua del suelo y lo trasporta
a través del xilema hasta los distintos tejidos. Una vez allí, el silicio se
precipita como sílice amorfa en las paredes celulares o como dióxido de silicio
hidratado en los espacios intercelulares. El silicio va recubriendo las células y
biomineralizándolas hasta formar fitolitos. Los fitolitos son biomineralizaciones de
origen vegetal, es decir, precipitaciones de minerales (pequeñas “piedras”
microscópicas) resultado del metabolismo de una planta. Las plantas las depositan en
sus tejidos, en las paredes celulares y en los espacios intercelulares para reforzar
la estructura de los tallos y aumentar su resistencia. Hay dos tipos principales de
fitolitos según el mineral del que estén compuestos: los calcifitolitos (compuestos
de calcio) y los silicofitolitos (compuestos de sílice amorfa). Los científicos aún
no se han puesto de acuerdo en la razón por la que las plantas forman fitolitos,
aunque parece evidente que les reportan beneficios. El silicio se deposita en todos
los tejidos de la planta: raíces, tallos, hojas y flores. Es un elemento inmóvil,
por lo que la planta no puede desplazarlo una vez depositado. Si en algún momento
falta silicio, los nuevos tallos y hojas de la planta serán más blandos y débiles,
pero los tejidos viejos no perderán su resistencia. Cuando se aplica en forma de
fertilizante, debe utilizarse durante todo el ciclo de vida de la planta, ya que,
mientras la planta desarrolle nuevos tejidos, necesitará un aporte continuo de
silicio. Por esta misma razón, algunos cultivadores dejan de añadirlo a la solución
nutriente durante las dos últimas semanas de la floración, cuando la planta se
dedica principalmente a producir resina y ya no hay nuevo crecimiento.
La cola de caballo (Equisetum arvense) es una planta extremadamente rica en silicio.
Se ha observado que si se cultiva una planta en un medio completamente libre de
silicio crece más débil que si hay silicio presente. Los tallos pierden fortaleza y
llegan a colapsarse bajo el peso de la planta. Los depósitos de silicio también
aportan protección a las plantas frente a insectos y herbívoros, ya que los tejidos
endurecidos resultan más difíciles de masticar, perforar y digerir. Cuando se
cultivan las plantas en tierra, tanto en el suelo como en macetas, el sustrato casi
siempre contiene al menos algo de silicio. Sin embargo, en los sistemas aeropónicos
e hidropónicos, la falta de silicio suele ser total, lo que produce plantas más
débiles y tallos más blandos que necesitan tutores para no doblarse bajo el peso de
los cogollos.
El silicio pre pesados como el aluminio, que son muy tóxicossenta otra interesante
propiedad: limita la absorción de algunos metales. Si hay silicio en torno a las
raíces, la planta absorbe menos metales pesados, ya que el silicio compite con
ellos. Cuantos menos metales pesados se acumulen en los cogollos, mejor para la
salud del consumidor.
El silicio interactúa con otros elementos de manera positiva para el cultivador.
Potencia la absorción de zinc; equilibra la absorción de fósforo, protegiendo a la
planta de una sobrefertilización de este elemento, y estabiliza el nitrögeno del
sustrato, con lo que reduce su pérdida en forma de amoniaco.
El silicio tiende a precipitarse cuando se encuentra en un pH ácido. Por esta razón,
los abonos líquidos comerciales no contienen silicio, ya que no resulta fácil
mantenerlo disuelto en un pH por debajo de 7. Además, podría reaccionar con el resto
de los nutrientes presentes en el abono, insolubilizándolos y precipitándolos, lo
que ocasionaría deficiencias en las plantas.
La falta de silicio en los abonos no suele originar deficiencias nutritivas porque
la mayoría de la agricultura se realiza en tierra y las plantas cultivadas en el
suelo no sufren tanto la falta de silicio, ya que es un mineral que casi siempre
está presente en el sustrato. Sin embargo, los cultivadores que utilizan sistemas
hidropónicos, aquellos que emplean sustratos con poco contenido en silicio, o
quienes cultivan plantas muy productivas en macetas relativamente pequeñas, como es
el caso de la mayoría de los cultivadores de cannabis en interior, pueden
beneficiarse de las propiedades de este elemento, añadiéndolo a la solución
nutritiva o pulverizándolo sobre las plantas.
Actualmente, no hay un sistema claramente establecido para determinar la cantidad de
silicio activo disponible en un fertilizante, por lo que cada fabricante usa el que
considera oportuno y, a menudo, ni siquiera indican en la etiqueta la composición ni
la concentración, tan sólo la dosis que se debe utilizar. Algunas fuentes de silicio
pueden tener un mayor porcentaje del mineral que otras, pero eso no quiere decir que
esté disponible para que las plantas los puedan absorber.
Los silicatos solubles más habituales son el silicato potásico y el silicato sódico,
pero este último no debe usarse en agricultura, ya que además de silicio aporta
sodio, un elemento perjudicial para el crecimiento vegetal. El silicato potásico
(K2SiO3) es la fuente de silicio más habitualmente utilizada en los fertilizantes
líquidos.
Las sílices amorfas precipitadas (SiO2) se comercializan en polvo fino para
espolvorear sobre el terreno o pulverizar en suspensión sobre las plantas.
Las plantas se benefician cuando pueden absorber silicio, el problema es conseguir
que llegue hasta las raíces sin que se precipite antes. En la tierra, el silicio se
va disolviendo de los silicatos que forman parte del suelo y que rodean las raíces.
Las plantas absorben el ácido monosilicico conforme va apareciendo y antes de que se
precipite. Pero tampoco consiguen mantenerlo disuelto mucho tiempo; de hecho, lo
acarrean por el xilema y lo llevan hasta los tejidos, donde dejan que se precipite
alrededor de las células, mineralizándolas. La dificultad surge cuando tenemos que
aplicar el silicio en el riego, porque no está presente en el sustrato.
La reactividad del silicio y su tendencia a precipitarse son menores cuando la
solución de nutrientes no está tan concentrada como en un bote de fertilizante, por
ejemplo, una vez disuelto el abono en el agua de riego. Esto quiere decir que se
puede añadir el silicio a la solución nutritiva sin demasiado riesgo de que se
precipite, siempre que se haga de la manera correcta. Generalmente, la precipitación
se observa como una nube blanquecina que aparece en la solución nutriente en cuanto
el silicio entra en contacto con ella. Cuanto más concentrado es el fertilizante de
silicio y más ácida la solución nutriente, más rápida e intensa resulta la
precipitación. El problema de que el silicio precipite es que deja de estar disuelto
en el agua y, por tanto, las raíces ya no pueden absorberlo. Además, reacciona con
algunos de los nutrientes disueltos provocando también su precipitación y alterando
el equilibrio de nutrientes. En otras palabras, si vemos la nube blanquecina,
estamos perdiendo silicio y otros nutrientes.
La forma correcta de añadir el fertilizante de silicio a la solución nutriente es la
siguiente: se prepara la solución nutritiva añadiendo al agua todos los
fertilizantes, estimuladores y enzimas habituales, menos el fertilizante de silicio.
A continuación, se diluye el silicio en varios litros de agua de osmosis y se
vierte, muy poco a poco, sobre la solución nutritiva mientras se remueve ésta
vigorosamente para que se mezcle lo mejor posible. Hay que comprobar el pH, ya que
el silicio tiende a elevarlo, y ajustarlo al nivel habitual (entre 5,5 y 6,5). Otra
posibilidad es disolver primero el silicio en el agua y añadir posteriormente el
resto de los productos, poco a poco y agitando bien la solución.
Algunos fertilizantes de silicio, por su especial composición o por estar menos
concentrados, se pueden añadir directamente a la solución nutriente una vez
preparada, pero la mayoría conviene añadirlos disueltos en agua y poco a poco.
El silicio también se puede aplicar en pulverización foliar. Si se utiliza agua de
osmosis sin ningún otro producto añadido, se mantendrá bien disuelto y no se
precipitará. La principal ventaja de aplicar el silicio de esta manera es que no
interactúa con el resto de los elementos de la solución nutriente. El inconveniente
es que hay que pulverizar cada pocos días durante toda la vida de la planta para que
pueda incorporarlo a todo el nuevo crecimiento.
La fertilización foliar con silicio se emplea especialmente para prevenir el ataque
de hongos e insectos chupadores.
Conviene pulverizar las plantas a última hora del día, cuando ya no les da el sol,
para que tengan toda la noche para absorberlo. En ocasiones, el silicio puede
provocar reacciones de fitotoxicidad, por lo que conviene pulverizar primero una
planta de prueba y, si no hay ningún efecto adverso, entonces pulverizar el resto.
Si el silicio quema la planta, hay que reducir la dosis y volver a probar.
Liquid Silicon, de Growth Technology, es uno de los fertilizantes de silicio más
extendidos entre las tiendas de cultivo. Contiene un 6% de silicato potásico, por lo
que es bastante concentrado y tiende a precipitarse si no se mezcla con cuidado.
Rhino Skin, de Advanced Nutrients, es un producto que no precipita al mezclarlo con
la solución nutriente, por lo que resulta fácil de mezclar con soluciones
hidropónicas. Contiene el 1% de silicio, proveniente de silicato potásico.
ProSilicate, de Grotek, también contiene silicato potásico. No lo he probado pero a
muchos cultivadores parece que les va bien.
Mineral Magic de General Hydroponics, es un polvo de silicatos naturales que provee
ácido silicílico asimilable por las plantas, además de una amplia gama de
oligoelementos en forma de quelatos, sobre todo de calcio, nitrógeno y potasio.
Contiene montmorillonita, un mineral que recibe su nombre de la localidad francesa
de Montmorillon y que contiene un 43% de sílice.
Diatomita o tierra de diatomeas es una roca sedimentaria silícea formada por
microfósiles de algas diatomeas, organismos unicelulares marinos con esqueleto
silíceo. Cuando se espolvorea sobre las plantas o el sustrato actúa como un
insecticida, ya que las plagas se cortan y mueren con sus aristas. Mezclada con el
sustrato actúa, además, como fuente de silicio de liberación lenta.
La cola de caballo (Equisetum arvense) es una planta extremadamente rica en silicio.
La decocción y el purín de cola de caballo se mezclan con el agua de riego o se
aplican en pulverización. Se emplea mucho en agricultura ecológica por sus
propiedades antifúngicas. Seca y pulverizada, se puede esparcir sobre el sustrato
como fuente de silicio y para combatir los hongos.
a las plagas, la sequía y las enfermedades? Por supuesto que no. Todos buscan que
sus plantas tengan el máximo vigor y para ello aplican todo tipo de productos
fertilizantes y estimuladores. Sin embargo, la mayoría desconoce que hay un
elemento, tan común que está presente en el 90% de las rocas que forman el planeta,
pero que los abonos no contienen y que es capaz de mineralizar los tejidos
vegetales, fortaleciendo los tallos y las paredes celulares. El silicio es el gran
desconocido de los cultivadores, un elemento que, sin ser esencial para el
desarrollo de las plantas, les aporta unas propiedades de resistencia a las plagas y
soporte estructural muy deseables. El silicio produce plantas más fuertes y mayores
cosechas pero, por sus propiedades químicas, hay que tomar ciertas precauciones para
lograr que lo puedan absorber.
Roca de silicio
¿Qué es el silicio? El silicio (Si) es un elemento químico me¬taloide muy abundante
en la corteza te¬rrestre, de la que supone el 28% del peso; de hecho, es el segundo
elemento más común, sólo por detrás del oxígeno. En la naturaleza no se encuentra
silicio en estado libre, sino que aparece formando sílice (dióxido de silicio) o
silicatos complejos. La arena y el cuarzo están compuestos principalmente por
sílice, mientras que las arcillas y las rocas contienen silicatos.
El silicio es un mineral de importancia capital para la industria, ya que se emplea
en multitud de procesos. En metalurgia se añade a algunas aleaciones para darles
mayor resistencia. Como material refractario se usa en cerámicas y esmaltados;
también se emplea en la fabricación de vidrio y cristal. Las siliconas son polímeros
incoloros elaborados con silicio que tienen numerosísimas aplicaciones industriales
y médicas. Con silicio se elabora también el gel de sílice, una forma muy porosa de
dióxido de silicio que se utiliza como desecante por su propiedad de absorber
humedad del ambiente.
Las propiedades semiconductoras del silicio lo han convertido en un elemento
fundamental en la fabricación de transistores y aparatos electrónicos, hasta el
punto de que la zona de California donde reside el mayor número de empresas
informáticas se llama Silicon Valley. El silicio transmite más del 95% de las
radiaciones infrarrojas.
En la naturaleza, el agua de lluvia que infiltra el terreno va disolviendo el
silicio de los silicatos presentes en el suelo, que llega a las raíces de las
plantas en forma de ácido monosilicico. Cuando está disponible, las plantas lo
absorben en grandes cantidades, llegando a alcanzar hasta el 10% del peso seco e
igualando, en ocasiones, el contenido de calcio, magnesio y fósforo. Resulta muy
curioso que, siendo un elemento tan abundante en los tejidos vegetales, el silicio
no forme parte de los fertilizantes comunes. Está demostrado que las plantas pueden
crecer sin silicio, algo que no sucede con el resto de los minerales habitualmente
presentes en los abonos, que sí son realmente esenciales y, sin los cuales, las
plantas no pueden desarrollarse. Sin embargo, el silicio aporta importantes ventajas
al cultivador.
Silicio policristalino
Las bondades del silicio en la agricultura no han empezado a ser descubiertas hasta
hace pocos años. En estudios de campo y experimentos, se ha observado que el silicio
aumenta la resistencia de las paredes de las células y la fortaleza de los tallos.
Los tallos gruesos son capaces de transportar mayor cantidad de nutrientes que los
delgados, por lo que la planta puede crecer más. Cuanto más fuertes son los tallos,
más grandes y gruesos pueden ser los cogollos, sin que las ramas se doblen por el
peso. Las plantas abonadas son silicio resisten mejor la sequía, el calor extremo y
las heladas. El silicio también estimula el sistema inmunitario, por lo que las
plantas pueden combatir mejor las enfermedades y el ataque de las plagas. Las
plantas tienen más vigor y las raíces son más fuertes, densas y abundantes, lo que
redunda en mayor crecimiento y producción. Aumenta la producción de clorofila y las
plantas son más verdes, lo que les permite realizar más fotosíntesis y captar mejor
la energía lumínica.
Las células de la epidermis de la planta se recubren de silicio generando una capa
protectora que dificulta la penetración de hongos como oídio, Pythium o botritis.
Las plagas que chupan savia (arañas rojas, trips, pulgones y moscas blancas)
encuentran más dificultades para alimentarse cuando las plantas reciben silicio.
Además de barrera física, el silicio desempeña un papel muy activo en la lucha
contra los hongos, pues contribuye a la producción de polifenoles, unos compuestos
que la planta genera como defensa natural contra los hongos y las plagas.
Las plantas de cannabis obtienen un beneficio añadido con la aplicación de silicio.
Las glándulas de resina se hacen más grandes y fuertes, por lo que resisten mejor
los roces sin romperse.
¿Cómo actúa el silicio en las plantas? Cuando la planta absorbe el silicio lo hace
en forma de ácido monosilícico (H4SiO4) disuelto en el agua del suelo y lo trasporta
a través del xilema hasta los distintos tejidos. Una vez allí, el silicio se
precipita como sílice amorfa en las paredes celulares o como dióxido de silicio
hidratado en los espacios intercelulares. El silicio va recubriendo las células y
biomineralizándolas hasta formar fitolitos. Los fitolitos son biomineralizaciones de
origen vegetal, es decir, precipitaciones de minerales (pequeñas “piedras”
microscópicas) resultado del metabolismo de una planta. Las plantas las depositan en
sus tejidos, en las paredes celulares y en los espacios intercelulares para reforzar
la estructura de los tallos y aumentar su resistencia. Hay dos tipos principales de
fitolitos según el mineral del que estén compuestos: los calcifitolitos (compuestos
de calcio) y los silicofitolitos (compuestos de sílice amorfa). Los científicos aún
no se han puesto de acuerdo en la razón por la que las plantas forman fitolitos,
aunque parece evidente que les reportan beneficios. El silicio se deposita en todos
los tejidos de la planta: raíces, tallos, hojas y flores. Es un elemento inmóvil,
por lo que la planta no puede desplazarlo una vez depositado. Si en algún momento
falta silicio, los nuevos tallos y hojas de la planta serán más blandos y débiles,
pero los tejidos viejos no perderán su resistencia. Cuando se aplica en forma de
fertilizante, debe utilizarse durante todo el ciclo de vida de la planta, ya que,
mientras la planta desarrolle nuevos tejidos, necesitará un aporte continuo de
silicio. Por esta misma razón, algunos cultivadores dejan de añadirlo a la solución
nutriente durante las dos últimas semanas de la floración, cuando la planta se
dedica principalmente a producir resina y ya no hay nuevo crecimiento.
La cola de caballo (Equisetum arvense) es una planta extremadamente rica en silicio.
Se ha observado que si se cultiva una planta en un medio completamente libre de
silicio crece más débil que si hay silicio presente. Los tallos pierden fortaleza y
llegan a colapsarse bajo el peso de la planta. Los depósitos de silicio también
aportan protección a las plantas frente a insectos y herbívoros, ya que los tejidos
endurecidos resultan más difíciles de masticar, perforar y digerir. Cuando se
cultivan las plantas en tierra, tanto en el suelo como en macetas, el sustrato casi
siempre contiene al menos algo de silicio. Sin embargo, en los sistemas aeropónicos
e hidropónicos, la falta de silicio suele ser total, lo que produce plantas más
débiles y tallos más blandos que necesitan tutores para no doblarse bajo el peso de
los cogollos.
El silicio pre pesados como el aluminio, que son muy tóxicossenta otra interesante
propiedad: limita la absorción de algunos metales. Si hay silicio en torno a las
raíces, la planta absorbe menos metales pesados, ya que el silicio compite con
ellos. Cuantos menos metales pesados se acumulen en los cogollos, mejor para la
salud del consumidor.
El silicio interactúa con otros elementos de manera positiva para el cultivador.
Potencia la absorción de zinc; equilibra la absorción de fósforo, protegiendo a la
planta de una sobrefertilización de este elemento, y estabiliza el nitrögeno del
sustrato, con lo que reduce su pérdida en forma de amoniaco.
Los abonos líquidos comerciales no contienen silicio
El silicio tiende a precipitarse cuando se encuentra en un pH ácido. Por esta razón,
los abonos líquidos comerciales no contienen silicio, ya que no resulta fácil
mantenerlo disuelto en un pH por debajo de 7. Además, podría reaccionar con el resto
de los nutrientes presentes en el abono, insolubilizándolos y precipitándolos, lo
que ocasionaría deficiencias en las plantas.
La falta de silicio en los abonos no suele originar deficiencias nutritivas porque
la mayoría de la agricultura se realiza en tierra y las plantas cultivadas en el
suelo no sufren tanto la falta de silicio, ya que es un mineral que casi siempre
está presente en el sustrato. Sin embargo, los cultivadores que utilizan sistemas
hidropónicos, aquellos que emplean sustratos con poco contenido en silicio, o
quienes cultivan plantas muy productivas en macetas relativamente pequeñas, como es
el caso de la mayoría de los cultivadores de cannabis en interior, pueden
beneficiarse de las propiedades de este elemento, añadiéndolo a la solución
nutritiva o pulverizándolo sobre las plantas.
Actualmente, no hay un sistema claramente establecido para determinar la cantidad de
silicio activo disponible en un fertilizante, por lo que cada fabricante usa el que
considera oportuno y, a menudo, ni siquiera indican en la etiqueta la composición ni
la concentración, tan sólo la dosis que se debe utilizar. Algunas fuentes de silicio
pueden tener un mayor porcentaje del mineral que otras, pero eso no quiere decir que
esté disponible para que las plantas los puedan absorber.
Los silicatos solubles más habituales son el silicato potásico y el silicato sódico,
pero este último no debe usarse en agricultura, ya que además de silicio aporta
sodio, un elemento perjudicial para el crecimiento vegetal. El silicato potásico
(K2SiO3) es la fuente de silicio más habitualmente utilizada en los fertilizantes
líquidos.
Las sílices amorfas precipitadas (SiO2) se comercializan en polvo fino para
espolvorear sobre el terreno o pulverizar en suspensión sobre las plantas.
Las plantas se benefician cuando pueden absorber silicio, el problema es conseguir
que llegue hasta las raíces sin que se precipite antes. En la tierra, el silicio se
va disolviendo de los silicatos que forman parte del suelo y que rodean las raíces.
Las plantas absorben el ácido monosilicico conforme va apareciendo y antes de que se
precipite. Pero tampoco consiguen mantenerlo disuelto mucho tiempo; de hecho, lo
acarrean por el xilema y lo llevan hasta los tejidos, donde dejan que se precipite
alrededor de las células, mineralizándolas. La dificultad surge cuando tenemos que
aplicar el silicio en el riego, porque no está presente en el sustrato.
La reactividad del silicio y su tendencia a precipitarse son menores cuando la
solución de nutrientes no está tan concentrada como en un bote de fertilizante, por
ejemplo, una vez disuelto el abono en el agua de riego. Esto quiere decir que se
puede añadir el silicio a la solución nutritiva sin demasiado riesgo de que se
precipite, siempre que se haga de la manera correcta. Generalmente, la precipitación
se observa como una nube blanquecina que aparece en la solución nutriente en cuanto
el silicio entra en contacto con ella. Cuanto más concentrado es el fertilizante de
silicio y más ácida la solución nutriente, más rápida e intensa resulta la
precipitación. El problema de que el silicio precipite es que deja de estar disuelto
en el agua y, por tanto, las raíces ya no pueden absorberlo. Además, reacciona con
algunos de los nutrientes disueltos provocando también su precipitación y alterando
el equilibrio de nutrientes. En otras palabras, si vemos la nube blanquecina,
estamos perdiendo silicio y otros nutrientes.
La forma correcta de añadir el fertilizante de silicio a la solución nutriente es la
siguiente: se prepara la solución nutritiva añadiendo al agua todos los
fertilizantes, estimuladores y enzimas habituales, menos el fertilizante de silicio.
A continuación, se diluye el silicio en varios litros de agua de osmosis y se
vierte, muy poco a poco, sobre la solución nutritiva mientras se remueve ésta
vigorosamente para que se mezcle lo mejor posible. Hay que comprobar el pH, ya que
el silicio tiende a elevarlo, y ajustarlo al nivel habitual (entre 5,5 y 6,5). Otra
posibilidad es disolver primero el silicio en el agua y añadir posteriormente el
resto de los productos, poco a poco y agitando bien la solución.
Algunos fertilizantes de silicio, por su especial composición o por estar menos
concentrados, se pueden añadir directamente a la solución nutriente una vez
preparada, pero la mayoría conviene añadirlos disueltos en agua y poco a poco.
El silicio también se puede aplicar en pulverización foliar. Si se utiliza agua de
osmosis sin ningún otro producto añadido, se mantendrá bien disuelto y no se
precipitará. La principal ventaja de aplicar el silicio de esta manera es que no
interactúa con el resto de los elementos de la solución nutriente. El inconveniente
es que hay que pulverizar cada pocos días durante toda la vida de la planta para que
pueda incorporarlo a todo el nuevo crecimiento.
La fertilización foliar con silicio se emplea especialmente para prevenir el ataque
de hongos e insectos chupadores.
Conviene pulverizar las plantas a última hora del día, cuando ya no les da el sol,
para que tengan toda la noche para absorberlo. En ocasiones, el silicio puede
provocar reacciones de fitotoxicidad, por lo que conviene pulverizar primero una
planta de prueba y, si no hay ningún efecto adverso, entonces pulverizar el resto.
Si el silicio quema la planta, hay que reducir la dosis y volver a probar.
Fertilizantes de silicio
Liquid Silicon, de Growth Technology, es uno de los fertilizantes de silicio más
extendidos entre las tiendas de cultivo. Contiene un 6% de silicato potásico, por lo
que es bastante concentrado y tiende a precipitarse si no se mezcla con cuidado.
Rhino Skin, de Advanced Nutrients, es un producto que no precipita al mezclarlo con
la solución nutriente, por lo que resulta fácil de mezclar con soluciones
hidropónicas. Contiene el 1% de silicio, proveniente de silicato potásico.
ProSilicate, de Grotek, también contiene silicato potásico. No lo he probado pero a
muchos cultivadores parece que les va bien.
Mineral Magic de General Hydroponics, es un polvo de silicatos naturales que provee
ácido silicílico asimilable por las plantas, además de una amplia gama de
oligoelementos en forma de quelatos, sobre todo de calcio, nitrógeno y potasio.
Contiene montmorillonita, un mineral que recibe su nombre de la localidad francesa
de Montmorillon y que contiene un 43% de sílice.
Diatomita o tierra de diatomeas es una roca sedimentaria silícea formada por
microfósiles de algas diatomeas, organismos unicelulares marinos con esqueleto
silíceo. Cuando se espolvorea sobre las plantas o el sustrato actúa como un
insecticida, ya que las plagas se cortan y mueren con sus aristas. Mezclada con el
sustrato actúa, además, como fuente de silicio de liberación lenta.
La cola de caballo (Equisetum arvense) es una planta extremadamente rica en silicio.
La decocción y el purín de cola de caballo se mezclan con el agua de riego o se
aplican en pulverización. Se emplea mucho en agricultura ecológica por sus
propiedades antifúngicas. Seca y pulverizada, se puede esparcir sobre el sustrato
como fuente de silicio y para combatir los hongos.