Tipos de Semillas de Marihuana
Uno de los elementos más importantes a la hora de decidir qué tipo de cultivo llevar a cabo es la elección del tipo de semilla de marihuana que vayamos a cultivar. La sustancia psicoactiva de la variedad Cannabis Sativa es lo que se conoce como marihuana o tetrahidrocannabinol (THC). El THC actúa como un psicotrópico de efecto moderado que actúa en los receptores sensibles a los cannabinoides del sistema nervioso.
Según la variedad de la planta y, por tanto, de la semilla, estamos ante diferentes configuraciones en las proporciones de THC y su concentración. La forma de cultivar cada variedad, así como los estimuladores y otros fertilizantes químicos influyen en los efectos que cada planta puede tener. Sin embargo, el tipo de semilla y su genética es lo que mayormente define la presencia de THC y otros cannabinoides.
La enorme variedad de semillas que podemos encontrar en el mercado actual hace que sea una tarea compleja elegir el tipo que mejor se adapte a los requisitos que tengamos como cultivadores. El perfil químico variará según la especie seleccionada. Aunque existe un catálogo muy amplio de variedades y genéticas, sí que podemos clasificar los tipos de semillas en 3 grandes categorías.
Estas categorías vienen definidas, principalmente, por las características específicas en el cultivo de cada una.
En primer lugar, tenemos las semillas que no han sufrido manipulación química alguna y mantienen su composición original. Además, mantienen un crecimiento natural conforme a su perfil genético. A este tipo de semillas se las denomina semillas regulares. Para que las semillas regulares tengan garantía de un crecimiento fértil y de calidad, los especímenes femeninos deben mantenerse separados de las plantas masculinas.
Los especímenes femeninos se caracterizan por contener los químicos psicoactivos más importantes. Por otro lado, los especímenes masculinos se pueden utilizar como fertilizante y como vía para la obtención de nuevas plántulas de cultivo. Tras finalizar la fase de crecimiento al completo, los especímenes femeninos despliegan las hojas que concentran los componentes químicos y THC propios de la planta. Es en esta fase donde se puede utilizar la unión con el espécimen masculino para la producción de nuevas plantas de cría.
Tras esta explicacón acerca del funcionamiento de las semillas regulares, pasamos al segundo tipo que es lo que se conoce como semillas feminizadas. Las semillas feminizadas derivan únicamente en plantas femeninas que concentran el material psicoactivo. Este genotipo diferentes de cannabis se cultiva en condiciones de cultivo muy concretas. Particularmente, se utilizan técnicas de replicación estacional donde se recrean condiciones invernales que fuercen a la planta femenina a autofecundarse. Este proceso de conversión hermafrodita tiene algunas contraindicaciones. En particular, este tipo de plantas suelen tener un carácter más débil que faclitan la aparición de plagas, insectos y todo tipo de patologías. Por esta razón, requieren un cuidado especial.
Usar semillas feminizadas permite obtener una buena producción de cogollos para autoconsumo. El proceso de subsistencia de las plantas de cannabis en condiciones extremas provoca que las plantas produzcan sacos de polen con condiciones cromosómicas X. Al autopolinizarse con este tipo de polen, los resultados son plantas feminizadas con perfil cromosómico XX. Sin embargo, este procedimiento tiene como efecto colateral las herencia genética de las nuevas plantas. Es decir, que las plantas producidas pueden heredar esta condición de hermafrodistismo que puede dar al traste con culaquier plantación. Para atajar este problema, los cultivadores más experimentados prefieren aplicar técnicas de control basadas en soluciones de triosulfato de plata (STS). Este compuesto químico fuerza el mecanismo de superviviencia de la planta pero bloquea que su comportamiento como hermafrodita.
Para cultivar semillas feminizadas con éxito, existen varias pautas que deben seguirse de manera muy estricta para no arruinar la cosecha. En primer lugar, debemos controlar la humedad de la planta. Mantener la humedad no implica sobrerregar el cultivo. Esto puede ser tan perjudicial como la sequedad. De hecho, el exceso de agua puede favorecer la aparición de hongos y parásitos que aceleren la infección. Con el fin de mantenerse en los umbrales adecuados de humedad, suele ser recomendable el cultivo a través de sistemas hidropónicos. Así, conseguiremos mantener una humedad relativa superior al 60% que es lo recomendable, especialmente durante los periodos de crecimiento y floración.
Por otro lado, es igualmente clave el control de la temperatura. Dependiendo de la variedad cultivada puede tolerar mejor o peor las desviaciones de temperatura, pero lo habitual es situarse entre los 20 y 22 grados centígrados.
Otro factor clave para el cultivo de feminizadas es la iluminación. Aunque es bien conocido, nunca está de más recordar que en la medida de lo posible deberemos utilizar luz de tonalidades azules o blancas. Si la luz tiene un espectro inferior, más rojizo, las plantas pueden estresarse y activar los mecanismos de superviviencia que hemos descrito anteriormente.
El siguiente factor clave para el cultivo, es la concentración del Nitrógeno. Este elemento químico es fundamental para los procesos de nutrición de la planta y para que pueda realizar una fotosíntesis adecuada. Unido al nitrógeno, tenemos otros dos químicos muy importantes en esta función básica. Son el fósforo y el potasio. Especialmente importantes para la obtención de flores abundantes y con gran contenido de THC.
Según los efectos deseados podemos cultivar semillas feminizadas sativa o indica. Una de las variedades de sativa más interesantes y con efectos energizantes es la Amnesia. En el lado de las variedades Indica, los expertos catadores suelen recomendar Kritikal Bilbo por sus efectos relajantes.
Y en tercer lugar tenemos una variación muy interesante de las semillas de marihuana. Esta nueva versión puede originar flores en cualquier periodo de luz. La manera de lograrlo es mediante un cruce genético de las distinas versiones con la variante Cannabis Ruderalis. La cosecha producida mantiene un alto nivel de material psicoactivo, pero además tendremos la ventaja de que su cultivo es mucho más sencillo. A este último tipo de semillas se las conoce como Semillas de Autofloración.
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